jueves, 20 de noviembre de 2014

ARGENTINA, ENTRE LOS PAÍSES CON MÁS DESERCIÓN EN LA SECUNDARIA

“Doy clases en tres escuelas públicas, a cinco divisiones. En marzo tenía 107 alumnos, ahora son 88”, se queja Sebastián Katz, profesor en escuelas técnicas de la ciudad de Buenos Aires. No es un caso aislado: las estadísticas muestran que las escuelas secundarias argentinas están entre las que más alumnos dejan en el camino. Un relevamiento de Unesco ubica a nuestro país en el puesto número 11 de América Latina en cuanto a cantidad de egresados: mientras que aquí sólo el 43% termina la secundaria a la edad esperada, en países como Perú (70%) y Chile (68%) las cifras son mucho más altas. También México, Bolivia, Paraguay y El Salvador tienen mejores números.

Si bien la secundaria es obligatoria en Argentina desde 2006, cuando se sancionó la Ley de Educación, la deserción sigue siendo el problema más grave. De acuerdo a las últimas cifras disponibles, la tasa de abandono interanual es el del 15,8%. Pero si se suman los casos de repetición, se llega a que menos del 50% de los chicos terminan la escuela en tiempo y en forma. 


“¿Cómo se implementa la obligatoriedad? ¿Alguien se ocupa? ¿Hay bonificación para los padres que cumplen? ¿Por qué la Asignación Universal por Hijo no produjo el efecto que se deseaba?”, dice a Clarín Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA). Y propone como alternativa el plan “Salário Escola” implementado en Brasil con el objetivo de retener a los pibes en la secundaria. A diferencia de la AUH, cuyos certificados de presentismo de los alumnos se retiran en la escuela de mano del director, en Salário Escola la mediación la hace una entidad bancaria. Y si solo un chico del grupo familiar abandona el colegio, los padres dejan de recibir el subsidio completo.

En los últimos diez años la matrícula en el nivel medio argentino creció 12,6%: se sumaron 428.618 alumnos nuevos. Pero que entren más chicos al colegio no significa que permanezcan. “Pasa en toda América Latina. Los países están incluyendo nuevos sectores socioculturales, pero la escuela media es un dispositivo armado no para incluir, sino para seleccionar. La organización y la referencia cultural tiene elementos que discriminan a los sectores populares. No hemos podido pensar en cambios pedagógicos que estén más acordes con las exigencias de la cultura contemporánea”, explica a Clarín Guillermina Tiramonti, especialista en educación media de Flacso.

Axel Rivas, investigador de Cippec, coincide con el diagnóstico. “Argentina aumentó los niveles de cobertura. En otros países excluyen antes. Esto indica que hay un desafío profundo por transformar la escuela media. Necesitamos profesores capacitados para trabajar en la diversidad, nuevas pedagogías, trabajos por proyecto, directores que sean líderes pedagógicos.”

Guadagni se detiene en la desigualdad que genera la deserción, entre los alumnos que van a escuelas públicas y privadas. Si se compara la cantidad de alumnos que ingresaron a primer grado en 2001 con respecto a los que se graduaron en 2012 (el año que correspondería en tiempo y forma) en las escuelas públicas la relación es del 25,36% (entraron 691.301 salieron 175.337) mientras que en las privadas es del 64,32% (110.362 sobre 171.574), casi el triple. La desigualdad entre provincias también es profunda.

Si bien no hay una sola receta para salir de este laberinto, los especialistas coinciden en que se requiere un cambio profundo en la organización de la escuela y la forma en que se enseña. Algunos, como Rivas, proponen ir hacia modalidades menos estructuradas en los últimos 3 años, con sistemas de créditos al estilo de los países europeos. Otros hablan de trabajar con equipos docentes en cada escuela y eliminar los “profesores taxi”. Todos ponen el acento en la trabajar en la motivación de los chicos, en que se convenzan que la escuela es el único lugar que les abre las puertas a un futuro mejor. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

HAY QUE DENUNCIAR EL BULLYING


 “Hay que denunciar el bullying”


El bullying es uno de esos temas sobre los que hay que mantener una vigilancia cercana, más allá de que figure o no en la agenda de los medios por casos recientes. Muchas autoridades de los colegios siguen negando la existencia del bullying dentro de sus instituciones. Nosotros lo vemos y algunos padres lo sufren. Por lo común, ante el planteo hay autoridades con respuestas pedantes, soberbias, negadores, vaya a saber por qué causa, parece un relato oficialista.
“En nuestro colegio no hay bullying” , o “yo no vi nada”, son las respuestas que mayormente se obtienen. ¿Cómo van a ver si no caminan pasillos ni patios en horas de recreo y, peor aún, tienen amordazados a los docentes con capacidad de denuncia?
Puedo dar fe de lo que digo.
¿Tenemos bullying en nuestras escuelas?
Rotundamente sí.
En horas de entrada y salida de los alumnos, las puertas de los colegios son un verdadero taller de aprendizaje. Escuchamos y aprendemos que desde los primeros grados son diferenciados, fastidiados y molestados permanentemente niños de ambos sexos por ser gorditos, por ser más débiles o por resignarse a que les quiten sus meriendas o les peguen.
Aun así, pocos docentes se atreven a decir que vieron cosas así.
¿Quién se perjudica? El niño, la víctima, que seguro no lo denuncia ni ante su familia.
Por timidez o por miedos. Resultado: una sociedad cada vez más violenta y justificada. No se desgarren las vestiduras por lo que leen, así es y así lo tienen estudiado distintas organizaciones oficiales y no oficiales, nacionales, provinciales e internacionales. La dependencia de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ante la indiscutible realidad de más de 600 denuncias sobre bullying escolar radicadas en Juzgados de la Capital, ya no pide, clama que se denuncien los casos mencionando a las instituciones y autoridades.
Padres y abuelos, no nos quedemos sólo en describir, sufrir y despotricar, contra estos casos en la puerta de los colegios.
Demos un paso más: avancemos y denunciemos.
Sigo el tema, lo estudio y podría decir que hay algunos “tips” por los que se reconocen las instituciones donde se practica el bullying. Se da generalmente con más frecuencia en colegios grandes.
De grandes edificios: hay lugares elegidos por los victimarios por saber que ni autoridades ni docentes recorren esos sitios. Y sobre todo ocurre por las autoridades incompetentes ante el problema ¿Cómo distinguirlas? Fácil: se esconden, no dan la cara, huyen de dar explicaciones a las familias.
No se informan sobre protocolos ni procedimientos en caso de accidentes, problemas de salud de los niños, etc. No olvidemos que el bullying ha terminado en tragedia. Quien descubra algo, ¡por favor, que lo denuncie enseguida!

martes, 4 de noviembre de 2014

CAMBIO CLIMÁTICO

Recientemente, el Pentágono dio a conocer un informe en el cual advirtió que el cambio climático va a exacerbar problemas como los brotes de enfermedades y el terrorismo, drenar los recursos militares, y crear nuevos enemigos. Para este país, el calentamiento global es ya un problema de seguridad nacional.
También un nuevo análisis privado estudió 32 países en los que los conflictos y los disturbios civiles podrían ser agravados por el cambio climático. Los hallazgos son parte del séptimo estudio anual sobre "Cambio Climático y Atlas de Riesgos Ambientales " de Maplecroft, una empresa que estudia cómo los países más vulnerables están expuestos a diversos riesgos.
Este segundo informe, llega a la conclusión de que el cambio climático ya está afectando "laproducción de alimentos, la pobreza, la migración y la estabilidad social que aumentan significativamente el riesgo de conflictos y la inestabilidad en los Estados frágiles y emergentes".
Maplecroft analiza cómo las poblaciones de estos países están expuestas a los impactos climáticos y evalúa qué tan bien sus gobiernos serán capaces de adaptarse en los próximos 30 años. Según el informe, los cinco países más vulnerables a los conflictos relacionados con el clima y la inseguridad alimentaria son Bangladesh, Sierra Leona, Sudán del Sur, Nigeria y Chad.
El top ten se completa con Haití, Etiopía, Filipinas, República Centroafricana y Eritrea.
Estos 10 países están marcados con rojo en el mapa, que pinta también de naranja a las zonas en donde el riesgo es alto, pero no extremo. En amarillo a las que poseen un "riesgo medio" y luego en verde a los que poseen un "riesgo bajo".
A simple vista, se puede apreciar que las zonas más expuestas se encuentran en el centro África, el sur de Asia y en algunas naciones de Centroamérica.
En América del Sur, por su parte, prevalece el riesgo medio o bajo.