Basta de enojarse cada mañana cuando un hijo adolescente no quiere
levantarse a las 6.30 para ir a la escuela. No se trata de una actitud
negativa de la criatura. Son los cambios que está atravesando su cuerpo,
su reloj biológico le indica que debe arrancar el día al menos un par
de horas más tarde que cuando suena el primer timbre escolar. Así lo
afirman centenares de investigaciones sobre el funcionamiento del
cerebro que ya fueron comprobadas científicamente en Harvard, Cambridge,
y en prestigiosos institutos que se ocupan de aplicar las neurociencias
en el aprendizaje en Japón, Alemania y Reino Unido. Sin embargo, en
Argentina recién estamos empezando a enterarnos.
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http://www.perfil.com/elobservador/-Los-mitos-a-la-hora-de-ensear-y-aprender-20140316-0037.html