La violencia en el ámbito escolar preocupa a docentes, sindicatos y 
autoridades. En medio de la creciente difusión de casos, una encuesta 
realizada en abril pasado por la Unión de Docentes Argentinos (UDA) 
revela que siete de cada diez docentes tuvo conocimiento de algún hecho 
de violencia en el establecimiento en el que trabaja.
La consulta del sindicato –que releva esta problemática en las 
escuelas públicas desde 2010, e incluso presentó en la Cámara de 
Diputados una iniciativa para crear un equipo interdisciplinario para 
erradicar la violencia en el ámbito escolar– contó con el testimonio de 
8.800 docentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de provincia de 
Buenos Aires, así como también de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe, 
Misiones, Formosa, Chaco, Jujuy, Salta, Santiago del Estero, La Rioja, 
Catamarca, San Juan, Mendoza, San Luis, Tierra del Fuego y Córdoba.
Ante la consulta sobre si fueron testigos o tuvieron conocimiento 
fehaciente de algún acto de violencia en los establecimientos donde 
trabajan, el 73% de los encuestados aseguró que sí. Pero lo más grave es
 que ante la pregunta acerca de si se encuentran preparados para hacer 
frente a este tipo de situaciones cuando son reiteradas o extremas el 
92% dijo que no, dado que excede su formación.
“Tenemos que hacer un esfuerzo para que esto funcione y darle 
herramientas al docente para que pueda realmente desenvolverse”, señaló 
Sergio Romero, secretario general de UDA, en referencia a la Guía 
Federal de Convivencia Democrática que lanzó el Ministerio de Educación.
Las cifras demuestran que este tema es hoy una de las problemáticas 
más urgentes a resolver dentro de las instituciones educativas. El 54% 
de los docentes consultados consideró muy preocupante la violencia en 
los colegios, el 26% preocupante y un 12% sostiene que es un tema 
medianamente preocupante. Sólo el 8% no manifiesta intranquilidad al 
respecto.
Casos. En la Escuela César Humberto Casiva, de Las Heras, Mendoza, la
 comunidad educativa se encuentra a la espera de respuestas luego de lo 
ocurrido el miércoles 7 de mayo, cuando la madre de un alumno agredió 
físicamente a una preceptora a la que ya había amenazado diez días 
antes, tras enterarse de que su hijo podía recibir el pase a otra 
escuela por llevar un arma blanca al establecimiento educativo.
“La reacción agresiva se viene incrementando, pero éste es el primer 
hecho de violencia física de un padre hacia un docente o auxiliar 
docente. Son frecuentes los casos de violencia entre los alumnos y 
también de amenazas de parte de los alumnos a los docentes”, explicó a 
PERFIL Carolina Defilippi, coordinadora pedagógica de la institución, 
quien agregó que la preceptora agredida se encuentra afectada 
psicológicamente y con licencia.
El 10 de mayo de 2010,  la maestra Sandra Farías fue agredida por un 
alumno de primaria en la escuela Nº 57 de Colonia Urquiza, La Plata. 
“Con la primera trompada que me dio me noqueó, y a partir de ahí todo lo
 que puedo contar es lo que me narraron mis compañeras. Fui al hospital,
 pero cuando empecé a contar lo sucedido no recordaba una buena parte. 
Me internaron porque había tenido un traumatismo de cráneo. La rodilla 
nunca más la recuperé, sigo con dolor hasta ahora y me operaron”, relató
 la docente a PERFIL.
La nueva guía que lanzó el ministerio (ver aparte) aborda estos 
temas. “El bullying es una definición incompleta del problema, porque la
 discriminación no es bullying, pero en la escuela se trabaja para la no
 discriminación, la Guía habla sobre esto. Y también se refiere a 
situaciones de violencia de alumnos contra algún docente, alguna mamá 
contra alguna maestra o un maestro. También nos metemos con eso. La 
escuela debe prevenir y debe intervenir en cualquier situación que 
exista”, expresó el secretario de Educación de la Nación, Jaime Perczyk.
“El punto es cómo convivir. Siempre en la sociedad hay conflictos. 
Hay dos modos de resolverlos. Por medio del diálogo, de los acuerdos, de
 entender que uno muchas veces tiene que ceder y que la opinión de uno 
no es la única que vale. O por medio de la violencia, que puede ser 
física o simbólica. La violencia simbólica no es menor, es muy grave 
también”, expresó  Silvina Gvirtz, ex directora de Cultura y Educación 
de la provincia de Buenos Aires y directora ejecutiva del programa 
Conectar Igualdad. La especialista, además, advirtió sobre las 
consecuencias físicas y psicológicas que la violencia produce en los 
educadores: “Es un docente que se pierde para la escuela”.

