Este verano abrasador y sofocante del hemisferio norte se parece mucho al futuro sobre el que los científicos advirtieron en la era del cambio climático, y revela en tiempo real lo mal preparada que está todavía gran parte del mundo para la vida en un planeta más caliente.
Los trastornos a la vida diaria fueron de gran alcance y devastadores. En California, los bomberos se apresuran a controlar lo que se ha convertido en el incendio más grande en la historia del Estado. Se anticipa que las cosechas de granos básicos como trigo y maíz se desplomarán este año, en algunos casos de manera drástica, en países tan disímiles como Suecia y El Salvador. En Europa, las plantas de energía nuclear tuvieron que suspender operaciones porque el agua de río que enfría los reactores era demasiado cálida. Las olas de calor en cuatro continentes colapsaron las redes de suministro eléctrico.
Y docenas de muertes relacionadas con el calor en Japón este verano ofrecieron un anticipo de lo que investigadores advierten que podrían ser grandes alzas en mortandad debido al calor extremo. Un estudio el mes pasado en la publicación PLOS Medicine proyectó que en EE.UU. se multiplicaría por cinco para 2080. El panorama para países menos ricos es peor; para Filipinas, los investigadores pronostican 12 veces más muertes.
Globalmente, este año se perfila como el cuarto más caluroso que se haya registrado. Los únicos años más calurosos fueron los tres anteriores. Esa serie de récords es parte de un acelerado aumento en las temperaturas desde el inicio de la era industrial, que los científicos dicen es una evidencia clara del cambio climático causado por emisiones de gases de efecto invernadero.
Incluso si hay variaciones en los patrones del clima en los próximos años, con algunos años más fríos intercalados, la tendencia es clara: 17 de los 18 años más cálidos desde que se empezó a llevar un registro moderno ocurrieron desde 2001.
“Ya no es una llamada de atención”, dijo Cynthia Rosenzweig, quien dirige el grupo de impactos climáticos en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales en la NASA, sobre el calentamiento global y sus estragos humanos. “Ahora millones de personas en todo el mundo lo están viviendo”.
Sin embargo, no se puede decir todavía que sea la nueva normalidad.
Las temperaturas siguen en aumento y, hasta el momento, los esfuerzos para controlar el calor fracasaron. Las olas de calor se volverán inevitablemente más intensas y frecuentes al aumentar las emisiones, concluyeron los científicos. En el horizonte hay un futuro de fracasos de sistemas en cadena que amenaza necesidades básicas como el suministro de alimentos y electricidad.
A nivel mundial, el año más caluroso registrado fue 2016. Eso no fue totalmente inesperado debido a que ese año ocurrió El Niño, un ciclo climático del Pacífico que por lo general amplifica el calor.
Algo más sorprendente es que 2017, que no fue un año con El Niño, fuera casi igual de caluroso. Fue el tercer año más caliente que se ha registrado, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU..
Los niveles del mar continuaron su trayectoria ascendente el año pasado, al subir alrededor de 7,7 centímetros por encima de los niveles de 1993.
¿A qué equivale todo esto?
Para Daniel Swain, científico del clima de la Universidad de California, en Los Ángeles, reivindica los modelos matemáticos de la comunidad científica. Sin embargo, no es precisamente un consuelo.